ENTIERRO EN EL LECHO MARINO

Los residuos se sepultarían bajo los sedimentos del lecho oceánico. Esto presenta los problemas de que los residuos no son recuperables ni controlables y de que deberían producirse numerosos transportes con el riesgo de accidente.

Encerrar residuos radioactivos en contenedores o bidones y esperar que se mantengan clausurados hasta la eternidad, es una soberana ingenuidad. En septiembre de 1970, el comandante J. Cousteau presentó ante el Consejo de Europa fotografías de bidones de residuos radioactivos franceses sumergidos en el Atlántico "abriéndose y cerrándose como ostras". Los técnicos preveían que se mantuvieran herméticos y estables.
Ya existen leyes internacionales que prohíben el depósito de residuos de alta actividad en el mar, si bien siguen existiendo plantas de reprocesamiento de residuos radioactivos responsables del 98% de los vertidos radiactivos al Atlántico
.Según la Declaración, del 23-07-98 en Portugal, para el año 2000 deberán reducir sustancialmente sus vertidos, y para el 2020 deberían ser cercanas a cero.

A pesar de ello hay tres lugares en el mundo que se están investigando: una fosa cerca de Canarias, otra cerca de Azores y otra no lejos de Nueva Zelanda.

Se ha demostrado que es un insensatez absoluta.

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